Ejercicios #2: Traición

Buenas~
¡Uee! Me faltan cuatro ejercicios más y lo terminaré. No me lo puedo creer... ¡estoy contenta!  Si quieres comenzar éste reto ya sabes, entra AQUÍ y me avisas para leerte.

Hoy tengo que "crear" un personaje nuevo basándome en una cita que la creadora del reto ha dicho. Realmente tengo una idea en la cabeza porque tuve un sueño que me gustó mucho y quiero escribir algo sobre mi sueño, así que no será un personaje que venga de cero, pero al menos será uno creado de nuevo.
Ya sabes si te gusta dímelo y si veo que es procedente haré una segunda parte. Sin más ¡allá voy!




Traición
Jamás hubiera imaginado verme en una situación así, pero era una verdad que debía afrontar.
Estaba sola de noche, en el jardín del hotel sintiendo la brisa marina golpeándome los brazos y oyendo a lo lejos el murmullo del mar. Se suponía que iban a ser unas vacaciones inolvidables, no sólo para nuestra salud, sino también por todo lo que significaba volver a nuestra vida diaria a partir de ese viaje. O al menos eso quería creer hasta que todo comenzó a marchar mal.

Estábamos las cuatro parejas de siempre: Jane y Sam, Fausto y yo. Habíamos reservado dos habitaciones en un pequeño hotel rural al lado de la playa con montaña y bosque. Todo en un mismo lugar, haciendo que todas las preferencias estuvieran cubiertas. En principio íbamos a dormir las parejas cada una en su habitación, pero cuando íbamos a la cama el propietario del hotel comenzó a gritar. Se estaba metiendo con alguien que hacía mucho ruido, aunque ninguno de nosotros oyó nada, por lo que molesta de tanto grito salí de la habitación a plantarle cara al hombre. En una de esas éste me encerró en una habitación y Jane corrió a ayudarme. Las dos nos quedamos quietas, heladas esperando a que Fausto y Sam vinieran a socorrernos. Realmente no sé si paso mucho tiempo o no, pero la sensación de estar encerradas, sin posibilidad de huir hacía mella en nuestra paciencia. Cuando la puerta se abrió y entró Sam me quedé esperando a que Fausto entrara, pero él nunca lo hizo, por lo que me quedé sola, en una habitación desconocida esperando a que mi prometido me viniera a recoger. Pero no lo hizo. Al día siguiente amanecí en el mismo lugar donde pasé la noche, decidida a terminar con la pesadilla y comprendiendo que mi relación con Fausto no era estable, me quité el anillo y lo dejé en la cama de nuestra habitación. El resto de la mañana me lo pasé de un lado a otro, sin pisar el hotel y sin contactar con ninguno de los tres. Necesitaba estar sola, no sólo por la angustia, sino también porque no podía aguantar ver el amor que mis compañeros se tenían, me sentía como una estúpida princesa esperando a que su príncipe viniera a rescatarla.

Aún no he entrado en la habitación y ya es de noche. Sé que debería hacerlo, pero no me siento con fuerzas. A pesar que la brisa es fría y que comienzo a sentir las manos dormidas, no quiero dar marcha atrás. Fausto no ha venido a por mi en todo el día. Ni ha llamado, ni ha preguntado. Nada. Como si no existiera. Y eso es demasiado de lo que puedo soportar. Ninguno de mis compañeros comentó nada de cambiarnos de hotel, aunque tampoco era algo posible, habíamos pagado una barbaridad y al parecer el hombre de la noche anterior no era el propietario, sino un simple empleado con aires de grandeza. O eso me contó Jane cuando nos encontramos en el comedor. A pesar de que sentía ganas de saber si mi prometido había preguntado por mi me contuve, no iba a ser la damisela que lloraba por su amado. Iba a vivir sin él, esa noche me había demostrado lo cobarde que era.
Entré al hotel cuando noté que las manos se me helaban, a pesar de que no tenía ganas.
Aún estoy en la sala de espera, sin saber muy bien si irme a enfrentar con él o seguir esperando. Soy tonta porque aún creo que es mi príncipe azul.
No sé en que momento me quedé dormida, pero al abrir los ojos sobre mi regazo había una pequeña nota de papel. La abrí y en estaba letra de Fausto, tan elegante y sencilla como todo lo que le rodeaba. Me pide que vaya a los jardines interiores. Realmente no sé si ir, pero la emoción de que al menos me haya dicho algo puede conmigo así que sin dudarlo me levanto. Al hacerlo me di cuenta de que era la madrugada. ¿Cuanto tiempo había estado durmiendo?

El jardín interior era cuadrado con escaleras por los cuatro ángulos que daban a una placa circular con una tumbona de madera blanca con techo. Sobre ella hay un ramo de flores rojas y toda la infraestructura esta decorada con pequeñas luces y flores de distintos colores. Camino insegura hasta sentarme al lado de las flores. Busco a Fausto pero él no aparece. Me apoyo y contemplo la enorme luna en el cielo y deseo que alguno de mis deseos se cumpla, o al menos que mi príncipe azul aparezca. Cierro los ojos derramando unas cuantas lágrimas amargas, durante esos dos días no había llorado ni una vez, aunque las ganas las tenía. Después de contenerme acepto la verdad y rompo a llorar, él no volverá nunca más...

Comentarios

  1. Oh... Triste final,pero bonito. Él no volverá... Asúmelo. XD

    Tqqq

    ResponderEliminar
  2. ¡Y yo que me esperaba el final feliz! Y me tenté a llorar :,D pobrecita, me dio mucha penita. Tantas ilusiones y la bajaron a la tierra de un hondazo :,D

    Si ve a Fausto de nuevo, lo tiene que mandar, mínimo, al infierno (?)

    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues en mi sueño... no lo mando al infierno enseguida, pero no sé que haré si la continuo.
      ¡Un abrazo!

      Eliminar

Publicar un comentario

¿Y tu qué opinas?

Entradas populares