¡Maquíllate!

Yo nunca lo haré. 
Y de verdad, quería creer eso. Me gusta ser como soy, mi piel blanca, mis ojeras permanentes y mi rubor natural.
Mi cara es demasiado original para agregar colores que me harán parecer una más del montón.
Lo creo, de verdad. 
Pero bueno, estamos en una sociedad que cuanto más color, maquillaje, ropa y extras que te pongas serás más bella y conseguirás más cosas. 
Es muy falso... pero ¿quién soy yo para intentar cambiar el mundo? Una chica que se aburre, que escribe y dice lo que piensa. No me trago nada. Si te molesta... pues no leas. Nadie te obliga. 


Desde que volví de Venezuela, llegué cambiada. Tanto físicamente como interiormente. Quizás dejé que me comieran la cabeza, quizás porque necesitaba un cambio... pero en el fondo sigo siendo la misma. Tengo los mismos principios y por mucho maquillaje que me ponga seguiré pensando que es innecesario...
o eso me gustaría pensar.
No me gusta ponerme base, no me gusta ponerme rimel, tampoco polvos y mucho menos me gusta ocultar mi rostro tal como es. Pero estamos en una sociedad que lo necesita, que bebe de eso, por lo que debo tragarme mis principios y hacer lo del montón. 
Si es que al final terminaré siendo una Barbie más... 
Tengo trabajo, tengo que poner rubor en mis mejillas, tapar mis ojeras y poner color en mis labios finos... ¿Por qué? No quiero, no lo necesito... pero lo tengo que hacer.
Y ahora, que no tengo que ir al trabajo, me veo en la inercia de tapar mis ojeras, de poner rubor en mis mejillas y poner color en mis labios.
Es cierto que le da vida a mi rostro blanco,
es cierto que estoy más arreglada... pero
¿Por qué?
Soy feliz... ¿Lo eres tu?

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